13 diciembre, 2005

Elecciones...

Este domingo recién pasado tuve mi primera experiencia electoral. Me inscribí en los registros electorales a última hora, pero a tiempo para poder emitir mi voto en esta elección. Me estacioné prudentemente a algunas cuadras, y feliz de la vida llegué caminando a mi local de votación, el colegio Juan Pablo II, a eso de las 12:55. Había bastante gente entrando conmigo, más no le dí mucha importancia. Durante 5 segundos. Porque eso fue lo que me tomé en darme cuenta de que mi mesa de votación, la 160, estaba en el segundo piso, junto con otras 30 mesas más. Eso no podía ser bueno. Mi miedo fue reafirmado por un militar que confirmó la ubicación de mi mesa, y que antes de que me alejara alcanzó a decir "Al fondo hay otra escalera". Me puse a caminar sin saber a qué se refería, hasta que llegue a la primera escalera. Otro militar al pie de la misma detenía una cola de unas 150 personas que querían subir. Seguí de largo con mis esperanzas puestas en la segunda escalera. También estaba custodiada por un militar, pero por suerte ésta tenía una cola de sólo unas 50 personas. Así que ese era el asunto: tenía que hacer cola para poder subir al segundo piso, para poder luego hacer la cola de mi mesa y votar.
Estuve en la cola de abajo unos 40 minutos con el único deseo de poder subir pronto al segundo piso. Luego subí, y me dí cuenta de que abajo estaba infinitamente mejor. Arriba me aguardaba una masa humana, que sudaba, se retorcía, y esperaba. Las colas de las mesas se extendían, doblaban y se entrelazaban entre sí. Me abrí paso y conseguí averiguar cuál era la cola para la mesa 160. Luego esperé, destesté a el imbécil que decidió encender un cigarrillo en semejante situación, y esperé un poco más. Tras una hora de espera me acercaba a las urnas, para finalmente, poder emitir mi voto. El proceso en sí fue rápido e indoloro. A diferencia de las otras personas que entraban en las casetas, yo sí tenía claro mi voto. Algunas personas demoraban tanto que daba para pensar que estaban haciendo origami con el bendito papel. Finalmente tras 2 horas salí con mi deber cívico cumplido, una pésima imagen del sistema electoral y mi dedo pulgar inmaculado, pues a nadie en mi mesa pareció importarle que no lo entintara. Por cierto, arriesgué mi vida para regalarles una fotografía del momento, que retrata el caos del segundo piso. El 15 de enero me levantaré más temprano, para evitarme esta historia nuevamente.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobre!!!
A mi tb me pasó algo por el estilo la primera vez que fui a votar (el año pasado), te cuerdas?? En ese entonces la mesa era nueva, y se notaba... pero esta vez, la cosa estaba mucho más eficiente y rápida, sólo el calor insoportable, y me demoré za. 45 mins en votar... a diferencia de la Cata que estuvo como una hora y media! Además, en su mesa, que era de las nuevas, y en un pasillo horrible que conducía a muchaaaaas otras mesas (no sé cómo diferenciaban bien las colas, por lo menos tenía sombra), hubo pelea entre las vocales, y una se fue, por lo que salieron otras a buscar voluntarias a la cola....
Igual, no puedo dejar de envidiar aquellas mesas que ni tenían cola, la gente llegaba, votaba y se iba, y por supuesto coincidía con que eran las con sombra y banquitos para esperar.... Pero weno, espero que con el tiempo, mi mesa se transforme en eso...
Weno, esperemos que en enero nos toque mejor!
Fran

Anónimo dijo...

Je. Eso definitivamente va dentro de las razones para mantenerme alejado del tema. Ir mas temprano suena como una buena idea, pero cuidado con llegar demasiado temprano y ser "voluntariado" a ayudar en la mesa! XD

Anónimo dijo...

tenia q compratir esto
quede apretao de la guata XD
http://img368.imageshack.us/img368/6047/wajajaj0ns.gif
hechenle un ojo

Anónimo dijo...

la mano es ir tarde, tipo 3:30, las mesas no las pueden cerrar si hay gente en la fila (se hacen llamados a viva voz) no ir a las 4, porque puede estar cerrada, l