Corbatas...

Precisamente, corbatas! No suelo usar, simplemente porque son raras las veces que debo vestirme formal, que son la única ocasión en que las uso. Sin embargo, ultimamente esto ha ocurrido con una cierta frecuencia, y frente a un matrimonio este sábado me he visto en la necesidad de adquirir una nueva corbata. El problema es que a pesar de que son pocas las veces que uso corbata, me gusta que las corbatas que uso sean bonitas. Simplemente no soporto esas típicas corbatas azul marino, o esas celestes con puntos, o de rayas diagonales con colores que bien le sientan a un empleado bancario pero carajo no a mi. Supongo que lo heredé de mi Padre, que tiene varias corbatas bastante choras en su closet, aunque también algunas más seriotas para disimular.

Bueno el problema al que me enfrentaba es que me resulta en extremo difícil encontrar una corbata que me guste entre la "diversidad" que ofrecen las tiendas hoy. Fui al Alto Las Condes con la Fran, con la misión de salir con una corbata y una camisa. Quizás algunos podrán decir que busqué en el lugar equivocado, pero dejen terminar la historia. Clásico recorido Almacenes Paris - Ripley - Falabella. Un par de corbatas simpáticas en Almcenes Paris, pero una con un punto corrido. Luego nada en Ripley. Pero en Fallabella... en cinco minutos tenía seis corbatas para escoger. Buenas corbatas. Notables corbatas. Terminé comprando una de rombos rosados delineados en negro y otra con pequeños puntos rojos, morados mas claros y morados oscuros, esto complementado con una camisa negra... En la foto se pueden ver ambas, pero en vivo se ven infinitamente mejor. Salí muy complacido y medio arrepentido por haber dejado cuatro corbatas que realmente valían la pena.

Fue mientras estabamos comprándolas que la Fran me hizo ver el porqué estaban ahí esas corbatas que poco y nada tenían que ver con las que usualmente se encuentran en las tiendas: fiestas de graduación. Miles de ellas. Pronto. Los cabros chicos se gradúan de cuarto medio, y tienen una fiesta formal a la que deben asistir con corbata. Pero no con las corbatas sosas que usan los ejecutivos, sino con corbatas choras. Y gracias a que mientras exista una demanda la industria proveerá, voilà, corbatas choras.

La única desgracia en todo esto es que he descubierto que sólo podré comprar corbatas una vez al año.